Desde que era una niña escuchaba la voz de alguien. Una voz dulce que susurraba a mi oído. Lo sueños con seres divinos pueden ser un evento normal en la vida de una persona que ha crecido en una cultura religiosa, como la que tienen muchos países de Latinoamérica, donde está el país en el que he nacido en esta vida. Pero, ¿Qué tan usual es que, después de 30 años, recuerde con lujo de detalles esos sueños y esas voces? Es como si me hubiera pasado la noche anterior.
De adolescente no hubo ninguna conexión con voces ni sueños extraños, pero ya en la adultez, muchas palabras llegaban a mi oído, sobre todo cuando me encontraba en lugares religiosos como las Iglesias. En un principio, pensé que tenía algún tipo de trastorno de tipo psiquiátrico, pero una vez mi familia se vio enfrentada a cuatro muertes seguidas en menos de un mes, en medio de la pandemia del 2021, mis dudas pasaron a ser una confirmación real de que lo que escuchaba si eran voces de espíritus.
Podía escuchar con claridad a tres de los cuatro seres que trascendieron, con mensajes cortos y tranquilizadores para con el resto de la familia. Cómo estaba tan acostumbrada a escuchar otras voces, creí que era completamente normal para mí, debido a la forma cómo sucedieron las cosas.
Un día pensé si era capaz de escuchar seres transcendidos diferentes a mis difuntos parientes y gracias a un familiar, que inició a emparase sobre el tema de la mediunidad, aprendí a canalizar seres ya trascendidos. En realidad, cualquier persona puede aprender a canalizar seres de luz; pero, existen personas que pueden contactar de manera natural e intuitiva con energías de seres que ya no están presentes corporalmente en esta dimensión. Y yo soy una de esas.
Soy médium.
Escrito por S.J. Muñoz.